Preparación de superficies con agua a alta presión
Varios factores obligan con frecuencia a sanear y reparar todo tipo de superficies:
- El deterioro de los recubrimientos
- El cambio de uso
- Las afecciones causadas por agentes externos
Estas superficies pueden estar, por citar algunos ejemplos:
- En puentes metálicos
- A cientos de metros de altura
- En espacios subterráneos confinados
- En paramentos combinados de varios materiales (metálicos y pétreos).
En todos estos casos, si es necesario actuar sobre la superficie, por ejemplo, para retirar una capa de óxido o un recubrimiento deteriorado, es aconsejable usar agua a alta presión para limpiar o decapar el grosor necesario.
Y es que la vida de cualquier recubrimiento dependerá del cuidado que se tenga en la preparación de la superficie, donde la aplicación de una adecuada preparación alargará la vida del recubrimiento aplicado.
La técnica más utilizada en esta aplicación es la denominada hidrolimpieza. Como el resto de las técnicas de agua a presión, depende enteramente de la presión y caudal del agua que golpea una superficie, y el tiempo de incidencia, para lograr su limpieza. En su aplicación, no es necesario el uso de abrasivos, por lo que no hay espacio para los problemas que pueden causar la contaminación por polvo y por la eliminación de los abrasivos empleados.
Por ello, la técnica de la hidrolimpieza se está convirtiendo en el método del futuro, la cual, apoyada en la labor de las empresas especializadas en ella, se convertirá en la solución más apropiada en los próximos años. En resumen, el agua a presión, aplicada correctamente, permitirá dejar lista la superficie para un nuevo recubrimiento, o simplemente para recuperar su imagen original.